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A todos los calenturientos que gustan de la atmósfera shemale, travesti, transexual, transgénero o como se le quiera identificar al tercer sexo, les damos la bienvenida a este blog donde se podrán compartir todo tipo de comentarios sobre este tipo de manifestaciones sexuales, con la única limitante de evitar malas palabras, groserías o signos de intolerancia, en un sentido o en el otro. Su amigo de género heteroflexible.

jueves, 4 de abril de 2013

El Gato


Era una noche un poco fría, salí de la casa con algún pretexto de trabajo y me dirigí a donde mi curiosidad me había llamado varias veces, pero que por mis variadas ocupaciones no había podido o no había querido atender. Y si como dicen la curiosidad mató al gato, pero no murió en la ignorancia. En fin, había visto varias veces a las prostitutas que se paraban en la calle de Trigo justo al dar la vuelta a la derecha desde Ermita. Así que ahí voy yo muy puesto a ver de qué se trataba el asunto. Iba en mi auto muy despacio, así que me permití ver las chicas y ahora lo tengo claro también chicos que a eso de las 10 de la noche se ofrecían en el lugar. Le hice la seña a una chava que se estaba de buen ver y al bajar el vidrio se asomó y me dijo: ¿Buscas algo de sexo gay, sin broncas? Su voz era tersa, pero alcancé a percibir que no era su voz natural.




Más claro ni el agua, no era chava sino travesti. Piensa rápido me dije y cuando menos lo pensé ya me estaba diciendo que eran 200 pesos por el oral y 400 por el completo. ¡Ah caray! ¿Y ahora que le digo? No sé si fue por el frío o por lo que haya sido pero lo invité a subir o debo decir que la invité a subir. Mi primera reflexión fue que no deseaba una relación sexual con otro hombre, pero pensé que no corría demasiado peligro si tenía un servicio oral por parte de aquella dama. Mi desparpajo siguió así que sin mayor recelo le pedí el sexo oral. Me percaté de que se trataba de una persona con buen arreglo personal y por qué no decirlo con apariencia atractiva. Llevaba una falda negra y una blusa negra, después me enteré de que llevaba postizos en el pecho. Parecía, no estoy seguro, que portaba una peluca. Su maquillaje era correcto, sin exageraciones. Se veía ligeramente puta y vulgar pero atractiva. No lucía mal. Además en el aire se sentía un olor a cosa prohibida que me hizo continuar con la jugada.
Me guió por varias calles hasta encontrar un lugar apartado y oscuro donde me pidió como marca el protocolo del sexoservicio que le pagara por adelantado. Me llevé una grata sorpresa y tal vez por eso debo confesar que no ha sido la única experiencia con travestis. La gran mamada que me dio todavía está en mi recuerdo como algo notable. Sólo lo puedo comparar con algunas experiencias similares con una novia de hace años que sabía cómo ponerle a uno los pelos de punta. Realmente me gustó mucho como se llevaba mi miembro a la boca e intentaba tragar tanto como pudiera. Su boca y su lengua pasaban una y otra vez sobre mi verga de tal forma que parecía que hasta había crecido un poco más de lo normal, me beso con fuerza los testículos haciendo un poco de ruido. Mi respiración se hizo más profunda, me puse caliente y  dejé todo al disfrute del momento, a pesar de que necesitaba estar con un ojo al gato y otro al garabato, o sea alerta por si algo se acercaba al auto. Su apetito era grande o su oficio muy experimentado, pero lo disfruté bastante hasta que me vine mientras tocaba levemente su trasero a través de la falda de cuero. No hubo besos, aunque sí toque con mis labios su cuello. No me atreví a meterle más la mano porque al tratar de tocar su pecho me di cuenta de que tenía algo como relleno. Así que pensé algo que tal vez parezca inocente: debía tratar con respeto a quién pretendía ser alguien o algo que en realidad no era. ¿O sí lo era? Yo siempre he sido un caballero.
Como dije ese oral fue de perlas ya que me imaginé que se había excitado y parecía disfrutarlo en grande. ¿Quién soy yo para quitarle la inspiración a nadie? Después de dejarla en donde la recogí me fui a manejar sin rumbo fijo tratando de meditar lo que acababa de suceder. No sé cómo retomé el camino para mi casa, lo que sí recuerdo es que en esos momentos manejaba con una gran sonrisa.

Relato enviado por SpiderMex 04/04/2013

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